Aquietarse antes de usar? Si, pero cómo? Es fácil decirlo pero no tan fácil hacerlo...
¿Cómo aquietarnos, cuando a nuestro alrededor, vemos que casi todo está permanentemente en movimiento?
Con este propósito, en este espacio decidí compartir con ustedes, algunos textos cortos que por lo menos a mí me han servido. Si no funciona, no se desespere, pruebe en otro momento...







miércoles, 25 de agosto de 2010

Expiación o reparación

 

"Cuando alguien cometió algo contra otra persona y después lo expía ¿qué hace en realidad? Comete algo contra si mismo. Y esto ¿en qué le ayuda al otro? ¿Le aporta algo? ¿Para qué la expiación? Solamente lo hacemos para nosotros mismos, para que uno mismo se pueda sentir bien de nuevo. Es decir, es absolutamente egocéntrica la expiación. Donde uno intenta reparar, tiene que mirar a los ojos del otro. Y luego hacer algo por el otro, de manera que el otro pueda encontrarse de nuevo mejor y así él mismo se encontrará también mejor. La expiación no aporta nada a nadie. Cuando alguien expía no está mirando a los ojos del otro. En nuestra sociedad existe la necesidad de que los delincuentes expíen. Y eso es importante en la sociedad. Una sociedad únicamente puede existir si las infracciones contra esta sociedad también son castigadas. Si se expían. Y algunos, cuando acaban de expiar, piensan que ahora todo se acabó. Pero incluso cuando una persona ha pasado diez años en prisión, por algo que cometió contra otra persona, pero no se encuentra con esa persona y no le mira a los ojos y no se da una compensación entre ellos dos, lo bueno no se logra. En Viena alguien me contó, alguien que se ocupa de delincuentes jóvenes que los acompaña a encontrarse con aquellos a quienes dañaron. Por ejemplo: Un chico que le ha robado un bolso a una señora mayor, en el que llevaba todos sus ahorros. Este hombre acompaña al chico delincuente a encontrarse con esta señora y la tiene que mirar, tiene que ver lo pobre que es esa mujer y después decirle: -Lo siento-. Después le pregunta a la mujer qué puede hacer por ella. Entonces la mujer le dice por ejemplo: -Me tienes que ayudar a arreglar mi jardín-. Así el chico se pone a trabajar y quizás pasa cuatro semanas arreglando el jardín. ¿Eso es expiación? No, no es expiación, pero es una reparación. Y al cabo de esas cuatro semanas esa señora mayor quiere a ese chico. Y él ha cambiado. Ahí se nota la diferencia."
"Se puede ver que aquellos que pretenden que los crímenes sean expiados, en su alma son asesinos. El efecto es exactamente el mismo que en el caso de los asesinos. De modo que se vuelven similares a los perpetradores, pero de una manera en que no se sienten culpables, y eso es lo peligroso en todo esto. Quien ha cometido un crimen, sabe que es culpable, pero aquellos que al final los atrapan y lo castigan se sienten inocentes. Quisiera explicarlo mediante un ejemplo de la Biblia.... Jesús venía del monte de los Olivos. Fue al Templo y le trajeron a una mujer que habían encontrado en pleno adulterio. La pusieron en el medio y le dijeron: -Señor, la acaban de encontrar cometiendo adulterio. La ley dice que hay que apedrearla. ¿Tú qué dices?-. Aquí quedó claro que había dos tipos de pecadores: la mujer, la adúltera, y a su alrededor aquellos que se consideraban justos; pero en sus almas ¿qué eran?. Asesinos. Fueron peores pecadores que la adúltera. Y eso se puede ver en todas las personas indignadas, que se indignan por algo. En su corazón quisieran destruir al otro. Sin embargo, piensan que ellos siguen a la justicia."
"Una vez me contaron una historia sobre un maestro Zen que siempre era muy suave al que un día una persona le dijo: -Interiormente tienes mucha violencia-. Y él respondió: -Es así, pero no la uso-."
"La rabia se desarrolla muchas veces cuando uno no quiere mirar algo propio. Un terapeuta muy famoso dijo alguna vez la siguiente frase: -¿Qué te habré hecho, para estar tan enfadado contigo?-."
"Uno se convierte en aquello que combate."

Fragmento extraído del texto "Imágenes que solucionan"
de Berth Hellinger y Tiiu Bolzmann.

Ilustración de Vladimir Kush

sábado, 14 de agosto de 2010

Sobre la serenidad...



"Hay una senda para librarse de la inquietud, una vía para hallar nuestro espacio de sosiego, para desarrollar el arte de vivir y ser; hay un camino para armonizar la mente y el corazón. Es una senda que pasa, siempre y necesariamente, por uno mismo: nadie la puede recorrer por otro. Es montaraz, sinuosa, sembrada de dificultades..., pero la única que nos puede conducir al encuenro con lo más claro, silente y hermoso que reside en nosotros mismos. En la quietud interior hay una enseñanza reveladora que no está en la cultura, el saber libresco o la erudición. No es una enseñanza que brote del continuo hacer, sino del ser."

Fragmento extraído de "El libro de la serenidad" de Ramiro Calle.

martes, 10 de agosto de 2010

La paz perfecta (cuento sufí)

 

En cierta ocasión, un rey, mediante decreto emanado de su autoridad, decidió otorgar un generoso premio a aquel artista que lograra retratar en una pintura la imagen de la paz perfecta. Numerosos artistas acudieron al concurso real, y de las cien pinturas que se habían presentado, finalmente el rey seleccionó a dos de ellas y de las cuales solo una se haría acreedora del codiciado premio y ostentaría el honor de haber retratado la paz perfecta.

La primera de ellas retrataba a un bello y apacible lago sobre el cual se reflejaban perfectamente la silueta de las montañas cercanas bajo un cielo diáfano y celeste. Los jueces que habían asistido a la elección del soberano creyeron que ésta sería la ganadora.

La segunda pintura retrataba igualmente a algunas montañas pero, a diferencia de la primera, éstas eran escarpadas y sus contornos tortuosos y agudos. El cielo no era diáfano sino que se encontraba densamente cubierto de oscuras nubes de las cuales caía una intensa tempestad en medio de rayos y truenos. Cuando el rey comenzó a escudriñar la pintura, pudo descubrir en un pequeño arbusto la presencia de un nido en el cual un ave se encontraba muy calma empollando su cría sin inquietarse siquiera por la tempestad.

El rey seleccionó a esta pintura y le otorgó a su autor el premio acordado y el alto honor de haber retratado la paz perfecta.

Uno de los jueces, sorprendido por la elección del rey, quiso saber cuál era el fundamento de su decisión ya que, según la opinión común, ningún elemento de aquel cuadro parecía sugerir la imagen de la paz perfecta.

El rey reflexionó de este modo:

"La paz perfecta no depende de las circunstancias exteriores, sino de nuestro corazón que aún, en circunstancias extremas y difíciles es capaz de permanecer sosegado y apacible”.

¿No es ésta acaso la paz perfecta?

lunes, 2 de agosto de 2010

Ocio sanador



"El ocio es una forma de ese callar que es un presupuesto para la percepción de la realidad; sólo oye el que calla, y el que no calla no oye. Ese callar no es un apático silencio ni un mutismo muerto. El ocio es la actitud de la percepción receptiva, de la inmersión intuitiva y contemplativa en el ser. El alivio confortante que nos procura la visión absorta de una rosa que se abre, de un niño que duerme, de un misterio divino, ¿no se asemeja al que conseguimos con un sueño profundo y tranquilo?"

Extracto de "El ocio y la vida intelectual" de Josef Pieper.

domingo, 1 de agosto de 2010

20 formas sanas de responder al insulto (*)



“No existe ofensa hasta que,
el que recibe el improperio, lo valora como tal.”

Hay un sabio principio de la navegación que reza: “No importa cómo soplan los vientos, sino cómo uno ubique las velas. En el mismo mar y con las mismas condiciones climáticas dos barcos a vela pueden dirigirse en direcciones opuestas.” Del mismo modo, lo primordial ante el insulto no es el agravio recibido, sino la forma en que respondemos a él. Y lo podemos hacer de dos grandes modos:

            1) Nos ubicamos como espectadores, nos sentimos víctimas y reaccionamos con violencia. A su vez, siendo espectadores, podemos ser pasivos o activos. En el primer caso, estamos llenos de ira, pero nos sentimos impotentes de reaccionar (las personas que proceden así tienen tendencia a la depresión, al cáncer, a las enfermedades auto inmunes e infecciosas y a la diabetes). En el segundo caso, descargamos nuestra ira y, a la violencia recibida, oponemos más violencia (las personas que proceden así tienen tendencia a las enfermedades cardiovasculares). Como aquel hombre que se autodefinía como pacifista porque odiaba la guerra, sin advertir que así la fomentaba. Ambas variantes constituyen respuestas estereotipadas y fútiles.

            2) Nos ubicamos como protagonistas y asumimos con conciencia la responsabilidad de gobernar la situación que nos toca vivir, abordando la situación desde alguno de los siguientes enfoques:

1. Enfoque desde la ACEPTACIÓN: Aceptar y recibir el hecho del insulto tal cual es, sin por ello estar de acuerdo con su contenido.

2. Enfoque desde la SERENIDAD: Advertir que no tiene sentido perder la razón ante alguien que, al insultarnos, ya demostró haberla perdido.

3. Enfoque desde la COMPRENSIÓN: El que insulta está fuera de sí, enceguecido momentáneamente por su ira y sumergido en problemas que no ha podido resolver. O bien se siente víctima de alguna injusticia, o bien conoce su falta, pero usa el ataque como defensa. En el fondo es una persona que sufre y se siente desvalido o impotente por lo que, en el fondo, está necesitado de ayuda y contención afectiva. De este modo, permanecemos serenos e íntegros, al no dejarnos arrastrar por la ira del otro y, a la vez, tendemos una mano solidaria hacia el que la necesita.

4. Enfoque desde la PRUDENCIA: Advertimos que, lo que aparentemente es un ataque nuestra integridad y nos podría herir (como el insulto), se diluye y desvanece en lo que realmente es: una opinión adversa sobre lo que aparentamos ser, y no necesariamente sobre lo que somos.

5. Enfoque desde la PAZ: Si permanecemos serenos ante el insulto, con nuestra actitud, disolvemos al instante cualquier agravio o calumnia.

6. Enfoque desde la CARIDAD: Si puedo amar y estar en paz cuando me ofenden no solo me beneficio sino que también beneficio a los demás. Irradiando calma colaboro y contribuyo a que los otros se pacifiquen.

7. Enfoque desde la CONCIENCIA: Si el que me insulta está expresando una verdad sobre mí, aunque de modo inadecuado, aprovecho la oportunidad de tomar conciencia de ello y así poder superarme. Si el agravio no responde a la verdad, entonces no soy quién el otro cree que soy, en cuyo caso no existe motivo alguno para preocuparme.

8. Enfoque desde la REFLEXIÓN: Permite tomar distancia para examinar el problema con más claridad y evitar caer en un arrebato de ira.

9. Enfoque desde la APELACIÓN: Permite consultar a la conciencia y que ésta sea la guía de nuestra conducta. Es más fácil devolver una trompada que guardar el puño cerrado en el bolsillo, pero sólo de esta forma se podrá inmovilizar al atacante.

10. Enfoque desde el HUMOR: Es un excelente neutralizador del ácido del insulto. Una mujer conduce su automóvil mientras otro conductor la increpa haciendo referencia a su madre. Ella, con calma, baja su ventanilla y le pregunta: ¿Nos conocemos?.

11. Enfoque desde la ESTRATEGIA: La mejor estrategia es la que el adversario no espera. Y cuando alguien insulta espera que el otro reaccione con enojo. Permanecer en calma no sólo nos permite gobernar la situación, sino además desarmar al contrincante y sembrar la semilla de la duda en el campo de sus creencias. 

12. Enfoque desde la JUSTICIA: El que insulta, aunque de mal modo, está efectuando un reclamo. Cabe entonces reconocerle el derecho que le corresponda (el cual no necesariamente puede coincidir con el que exige) o bien, defender el propio.

13. Enfoque desde la TEMPLANZA: Tanto el que insulta como el que se ofende y reacciona han perdido el control sobre sus pasiones.

14. Enfoque desde la TRASCENDENCIA: Permite tomar distancia con la situación, salir de la misma y observarla desde afuera.

15. Enfoque desde la LEY DE TERCIOS: Más allá de lo mal o bien que hagamos las cosas, todos contamos con adherentes, indecisos y opositores, en cantidades iguales. Al tercio a favor hay que nutrirlo, al tercio fluctuante hay que seducirlo y al tercio en contra hay que saber gobernarlo. El tercio en contra es indispensable para nuestro crecimiento (los dos errores más frecuentes son intentar conquistarlo o combatirlo). Cuanto más luchamos contra el tercio en contra más lo fortificamos. Si el que me insulta pertenece a mi tercio en contra no vale la pena hacer nada pues es imposible agradar a todos, así como no es posible que todos me agraden.

16. Enfoque desde la COMPETENCIA: El adversario, al igual que el suelo, no es nuestro enemigo sino nuestro aliado. Ambos, al oponer resistencia, nos dan la posibilidad de afirmarnos y avanzar en el camino.

17. Enfoque desde la HUMILDAD: Desde la humildad no aparentamos más de lo que somos pero somos más de lo que aparentamos. Así, el insulto es la oportunidad para recordar que el otro es más que lo que está mostrando con su arrebato.

18. Enfoque desde la SABIDURÍA: Desde la sabiduría se absorbe el impacto del insulto, como el adulto absorbe el golpe de un bebé. Asimila el agravio y lo transforma, devolviéndolo en una sana convivencia.

19. Enfoque desde la RESPONSABILIDAD: Somos a la vez tan responsables de dejarnos arrastrar por la ira y la furia cuando alguien nos insulta como de dar una respuesta sana, sensata y justa.

20. Enfoque desde la LIBERTAD: Al responder al insulto con violencia salimos de nuestra órbita y perdemos nuestro auto dominio. Soy libre de responder con serenidad siendo constructivo pero soy esclavo de reaccionar con ira siendo destructivo.

(*) Extraído del texto homónimo de Gabriel Jorge Castellá.